AHORA PUEDEN LLAMARME PUTA



Ahora que cuando quiero
tengo al antojo de mi coño.
Él decide,
mientras mira la despensa,
lo que quiere comer.

Ahora que hago de los hombres
lo que me viene en gana,
ahora que acepto que vacíen
la cartera
para ganarme,
si en otros campos no llegan.

Ahora que más que nunca
me divierte tentarte
siempre un poco más,
yo no tengo nada que perder
si tu quieres jugar.

Ahora pueden llamarme PUTA
y no cuando,
por sacar a mis bebés adelante
vendía mi alma abriendo mis piernas.

No cuando,
al terminar la jornada,
lucía un nuevo cardenal en la mirada
que ennegrecía un poco más mi alma.

No cuando te los entregué
decidiendo meterme en aquel pozo
sin fondo
para intentar sobrevivir
en un trueque de billetes por
amor propio.

Gracias a ser la puta que decían que era
ahora soy la PUTA que todos desean que sea.

Sandra Martínez, 13 de febrero de 2011